A LA ANTIGUA USANZA.

Si echamos la vista atrás a los primeros costaleros, podremos comprobar que eran jornaleros contratados para portar los Titulares de las Hermandades a cambio de un sueldo. De ahí que fueran llamados "profesionales". 

Afortunadamente, el compromiso de estas personas con las Hermandades ha ido creciendo hasta incorporarse e integrarse en ellas. Sin embargo, aún queda mucho camino por andar porque, si bien es verdad que ponen su salud y sacrificio al servicio de la Hermandad, no es menos cierto que no son muchos los costaleros a los que se les sigue viendo tan asiduamente por la Hermandad el resto de los 300 días del año exentos de la Cuaresma y Semana Santa.

No sólo ha ido evolucionando la mentalidad del costalero, sino que también lo ha hecho su modo de entregarse a su trabajo. Si en Sevilla y buena parte de la provincia llevan más de 100 años utilizando el costal como protección de los costaleros, en Los Palacios es un "invento" relativamente nuevo.

La imagen que se muestra corresponde a los preparativos de las trabajaderas del paso de María Santísima de los Remedios a mediados de los años 80. La Hermandad de la Vera Cruz, junto a la Servita, fueron las últimas en adaptar el costal al equipamiento de sus costaleros. Incluso la Hermandad de la Borriquita, que llevaba pocos años realizando la estación de penitencia, se había adaptado ya a los nuevos tiempos. 

Se pensaba que el costal no protegía tanto como se presumía y se seguía haciendo a la antigua usanza: los costaleros forraban las vigas que forman las trabajaderas de gruesas mantas que amortigüen el peso sobre la columna de los costaleros. Sin embargo, el movimiento que produce el paso producía un constante roce sobre la parte posterior del cuello que hacía que estos hombres se dejaran literalmente el pellejo bajo los pasos.

Fuente: Archivo Cofrade

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