CRÓNICAS DEL MARTES SANTO

La historia es la historia, aunque Nuestro Padre Jesús Cautivo ante Pilatos tenga todavía una historia pequeña en tiempo y enorme en devoción. No en vano, a los pocos años de haberlo tallado Miñarro en 1988 por expreso deseo de un grupo de cofrades de nuestra Hermandad, donde se integró enseguida como una tercera piedra angular, salió en procesión, solo, en un paso prestado al que apodaron El Barco.

No en vano, a finales de los 90 su cortejo de nazarenos había crecido de modo espectacular, lo mismo que el número de palaciegos en la calle un día –el Martes– que parecía hasta entonces una novedad incosistente. Y, ayer, por primera vez, el Señor al que apuntan con sus lanzas dos romanos mientras un miembro del sanedrín conspira contra Él frente a un poderoso Pilatos sentado derramaba su gracia desde media hora antes de lo acostumbrado, pues la cruz de guía salió al umbral de la capilla de San Sebastián a las 18.30 horas, cuando medio pueblo lo esperaba ya en legítima revancha contra la lluvia que impidió salir hace un año.

El año pasado celebramos las Bodas de Plata de la llegada del Cautivo. Y ayer, las cinco figuras que completan el Misterio estrenaban sus ropas, mientras que la banda de cornetas y tambores Vera-Cruz, que lo acompañaba luciendo nuevos uniformes, estrenaba la marcha “En mi corazón cautivo”, obra de su director, Antonio Manuel Baquero.

El capataz, Domingo Elías, mandaba a sus 54 costaleros con el sosiego rotundo de siempre, atento a cada detalle de los costeros, congratulado por el gentío que percibía de soslayo cuando el paso salía a la luz de la tarde furraqueña, antes de que un aplauso multitudinario pusiera el broche al primer trabajo de unos hombres que combinaron penitencia y arte bajo las trabajaderas hasta la última chicotá con que devolvieron al Señor a casa, a las dos de la madrugada, tras haberlo lucido durante una tarde y noche esplendorosas en las que no faltaba nunca el gentío, la admiración, la emoción, completamente repartidas por el itinerario; no sólo por el barrio de primer impacto –calles Larra, Arenal, Toledillo–, sino también cuando cruzó la antigua travesía.

Fuente: El Correo Web


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